Industria de la Cultura

La industria cultural se define como “un conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares productoras y distribuidoras de mercancías con contenidos simbólicos, concebías por un trabajo creativo, organizadas por un capital que se valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo con una función de reproducción ideológica y social.”[1]

Este término es empleado por la Escuela de Frankfurt para identificar el cambio de la producción y la cultura reflejada como un lugar social; esto se refleja por dos factores de cambio:

1. “La expansión del mercado cultural que, progresivamente, iba dando lugar a una forma especial de cultura, la llamada cultura de masas.
2. La aplicación de los principios de organización del trabajo a la producción cultural”.[2]

Las industrias culturales ofrecen mejoras para los países donde se encuentren establecidas, algunos de estos son el mejoramiento de los conocimientos y la expansión de los mercados.

Otro punto importante de estas es que no son parte del gobierno ni están controladas por el mismo, lo único es que existen reformas – dependiendo de cada país -, que regulan la forma en cómo trasmiten los mensajes.

Sin embargo, las industrias culturales como todo lo demás se engloba en los países de primer nivel. “…genera desafíos y conflictos: crea nuevas disputas por los usos del patrimonio cultural de cada pueblo y por los derechos de autor individuales y colectivos, tiende a acentuar la subordinación de los países débiles y a privilegiar los derechos comerciales de las megaempresas transnacionales”.[3]


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[1] cfr. http://www.eumed.net/tesis/2006/flsp/3g.htm
[2] http://www.eumed.net/tesis/2006/flsp/3g.htm
[3] www.oas.org/udse/espanol/documentos/1hub2.doc